Imaginando el futuro en clase.

En esta entrada reflexionaremos sobre cómo será la educación en el futuro. Para ello, vamos a extrapolarnos al 2030 y, por qué no, vamos a fliparnos un poquito.

Para comenzar, creo que las aulas estarán muy bien preparadas tecnológicamente, teniendo tablets en cada asiento para cada alumno, pantallas digitales táctiles, etc. Esto va a permitir que las clases sean más dinámicas. Además, abre un abanico de posibilidades para realizar actividades diversas y creativas.

También creo que una parte de la docencia se impartirá de manera telemática. Esto ya es una realidad en la actualidad, y mucho más tras la pandemia, por lo que no lo veo descabellado.

Y, por qué no, veo que el papel del docente está en el lugar que se merece, y es una figura más respetada y admirada por la sociedad (y ojalá mejor remunerada, que no sea por soñar).

Por otra parte, creo que las instalaciones de los centros serán más  uniformes, en el sentido de que no haya grandes diferencias como puede verse hoy en día, pues existen centros con instalaciones muy deficientes que no propician en absoluto el desarrollo de actividades por parte de los alumnos. También espero que las instalaciones estén mejor preparadas, por ejemplo, que todas estén habilitadas para las personas con discapacidades motoras, pero de una manera mejor que las de hoy en día. 

También sería fantástico que presenten más espacios para el desarrollo de las distintas ramas del saber; laboratorios, talleres, bibliotecas, etc. todos ellos más preparados y en mejores condiciones. 

Mientras escribo todas medidas, me doy cuenta de que todas tienen algo en común. Todas confluyen en una misma causa que las posibilitaría: INVERTIR MÁS FONDOS EN EDUCACIÓN. Igual me he pasado flipándome con esto último, no lo veo muy probable, ojalá me equivoque.

Y vosotros, ¿Qué opinais al respecto? Os leo, un abrazo, ánimo con la vida.